lunes, abril 27

Vuelta a las aulas

Llevo ya una semanita en el euskaltegi y el balance no ha podido ser más positivo.

El primer día iba con un miedo atroz. 14 años sin tocar una lengua son muchos años y sobre todo me aterraba quedarme en blanco y no poder seguir la clase con los demás (que vergüenza). Pero nada de eso pasó, desde el principio entendí todas las explicaciones y pude hacer los ejercicios como el resto de compañeros y lo que es para mi más importante, expresarme en un euskera básico.

Hacemos un grupo de treintañeros de lo mas variopinto y tenemos un buen profesor, que además es majísimo, algo para mi fundamental, no solo para aprender sino también para ir a gusto a clase. Pensaba yo que iba a ser mas duro esto de ponerme a estudiar euskera a estas alturas, después de tantos años, y que iba a estar toda la clase mirando al reloj a ver cuando acabábamos pero nada mas lejos de la realidad. El tiempo se pasa volando, y el estudio se hace súper ameno, ya que el ambiente es muy distendido. Resumiendo, que si lo llego a saber empiezo antes.

Ahora otra vez, a reestructurarme mi ya ocupada vida. A las mediodías no me da tiempo para ir a comer a casa y he tenido que comprar un microondas para la oficina para comer todos los días sanamente. Pero lo que peor llevo es no poder ver a mi chiquitina al mediodía, a la que echo muchísimo de menos y ella también a mí, tanto que cuando me ve a la tarde se me pega como una lapa la pobrecita.

A Naia ya la tengo acostumbrada a verme estudiando. Al principio cuando empecé con las oposiciones y las Txartelas, al verne con hojas y boli pensaba que estaba jugando y decía que quería ayudarme. Cuando la explique que estaba estudiando, me pregunto que para que servia eso de estudiar. La mejor forma de explicárselo fue refiriéndome al cuento de Pinocho. No se si os acordareis que cuando dejó de ir a clase y se fue a una fiesta le salieron orejas y rabo de burro. Así que yo le he explicado que no solo los niños, sino también los mayores tienen que estudiar mucho para no quedarme borricos como Pinocho.

“¿Y aita porque no estudia?”, me preguntó con lógica. “Porque aita ya es borrico”, le dije yo. Y en ese momento, nos partimos las dos de risa. Pero que brujas somos a veces las mujeres!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues vaya amatxu!
No se de donde sacas el tiempo para trabajar, estudiar, cuidadar de tus niñas , la casa,el blog... Dinos el truco.
Es importante empezar con ganas y estar a gusto en clase, pero recuerda que lo más importante es la constancia.Sigue así.
Un saludo, por cierto, pobre Aita...