jueves, mayo 25

La aventura de montar en autobús

Hola vecin@s

Hoy he tenido que llevar a mi niña a casa de mi madre en autobús y ha sido toda una aventura. Primero porque tardan mucho. Si tienes la mala suerte de que justo se está marchando el autobús cuando llegas a la parada, tienes como mínimo que esperar 20 minutos, porque raro es del conductor que se apiade de ti y te pare si te ve corriendo con un carrito por el retrovisor. Y parece poco tiempo, pero acostumbrada antes con el metro que esperabas 2 minutos en hora punta entre metro y metro, se te hace eterno. Y mas cuando mi niña que es un terremoto se empieza a aburrir. Sospecho que el viaje va a ser movidito.

Al fin llega el siguiente autobús, y mierda! Es de los antiguos y tiene escalones altos. A subir a la niña a pulso. Casi siempre hay un alma caritativa que te ayuda, sobre todo si hay gente joven en el autobús. Pero sino, no pasa nada, a tirar de espalda, que para eso aun es una joven y lozana.

Conseguimos montar a la niña en el autobús. Las señoras que ocupan la zona destinada a carros y sillas de ruedas, te miran como preguntando, ¿te dejo aquí? Y tu haces haces un gesto de indiferencia por no crear polémicas, pero te quedas con las ganas de decirles que si prefieren te quedas en el medio del pasillo impidiendo a la gente que pase. Las señoras al fin se quitan de mala gana y mirándote como si te hubieran hecho el favor de tu vida.

Nos queda media hora de viaje a la otra punta de Bilbao, si es que no hay mucho trafico. Porque en eso también echo de menos el metro. El autobús es mas lento que el caballo del malo!! Y a todo esto, que niña ya esta harta de estar en el quieta en la silla. Empieza a salirse y a ponerse nerviosa, y le tengo que dar todo lo que tengo en mi bolso para entretenerla, llaves, clinex, papeles, porque de sus juguetes pasa. Y cuando se cansa de todo entonces llega el berrinche. Los demás viajeros me miran. Unos con cara de pena pensando ¡pobre madr!e. Otros con mala cara pensando que estos padres de ahora son incapaces de educar bien a un hijo y enseñarle que no debe dar la lata a los demás. Claro, no saben ellos que mi niña no esta acostumbrada a viajes tan largos y que además, todo ahí que decirlo, tiene su geniecito.

Salimos del autobús, otra vez haciendo musculitos, y con gran alivio de que al fin hemos terminado el viaje y ni niña no se ha erniado de tanto llorar. Te quedas pensando que tal vez la siguiente vez vaya mejor, y que y tal vez algún día, antes de que llegue el tren y el tranvía en un barrio casi perfecto como este, se les ocurre desde el poner más destinos, más autobuses, y que estos sean todos con rampa.

Ya sé que últimamente estoy en un plan reivindicativo, pero os animo a que os paseéis por la librería de Miribilla. Están recogiendo firmas para modernizar los autobuses, poner badenes en Jardines de Guernika y abrir la salida Este. Las tres cosas son indispensables en un barrio como este, que está lleno de niños. Además os recuerdo que espero vuestras sugerencias para pedir al Ayuntamiento las mejoras en el parque (Ver el post “Hay que cambiar el parque”)


Un abrazo para tod@s

Amatxu de Miribilla

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razon ademas cada vez hay mas cochecitos de niños, deberian hacer algo con los autobuses.

Amatxu de Miribilla dijo...

Pues te animo a firmar la petición al Ayuntamiento de la libreria, de momento es lo único que se puede hacer.
Un saludo,