sábado, junio 30

El primer accidente doméstico


Tenía que ocurrir y dentro de lo que cabe no ha sido para tanto. Estaba yo haciendo un flan para llevarle a mi pobre hermana recién operada y que casi no puede comer y Naia todo el rato diciéndome“quiero verlo, quiero verlo”. Está en la edad de tener curiosidad por todo, y más por cocina que la vuelve loca!

Ahí que la siento yo, en un taburete alto al lado de la vitro y ella mirando atentamente como se deshacía el azúcar y se iba haciendo el caramelo. Eché el caramelo en el molde, lo aparté de su alcance y le avisé de que no lo tocara que quemaba mucho. Y lo demás fue culpa mía lo reconozco, me descuidé medio segundo mientras apagaba el fuego y ella se estiró y metió la mano en el molde con el caramelo aun caliente. Resultado, quemadura de segundo grado en un dedito, y un buen susto que nos dimos ella y yo.

Y las que nos quedan de estas... Por pequeños descuidos nuestros (espero que las menos, con esta hemos aprendido) o por desobediencias de ella. Pero así es la vida, uno aprende a base de experiencias positivas y negativas, y sobre todo equivocándose. Nos quedan tantas equivocaciones por cometer... A mí como madre, y a Naia como persona. Y que todas sean como esta!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

mujer no te preocupes, a mi mi madre me dejó quemarme adrede (un poquito) y fue la única manera de que espabilara.

Anónimo dijo...

Estas cosas pasan, es ley de vida.¿Quien no tiene marcas de guerra de la infancia?
Pues los sustos que te quedan por vivir, espera a que sea un poquito más mayor....
¡¡Lo que estará fardando ella de su herida con sus amiguitos!!!
Saludos